9 de septiembre de 2010

I shall wear midnight – Primeras impresiones

Por fin tenemos en las manos la novela número 38 del Mundodisco, I shall wear midnight. Sin revelar nada que no supiéramos ya por los textos de contraportada, al principio del libro Tiffany Dolorido es una bruja de pleno derecho en su pueblo de la Caliza, con todo lo que ello implica. Pero, aunque a primera vista parezca que la brujería consiste en vendar heridos, cortar las uñas de los pies a ancianas y hacer compañía a barones enfermos, Tiffany se siente observada y hay una liebre que no deja de arder por ahí. Tal vez la bruja de la Caliza esté amenazada por alguna fuerza oscura. Hasta ahí.

La novela desprende, ya desde el principio, una sensación mucho más adulta que las anteriores. Si bien el tono de Wintersmith ya no era el mismo que el de Los pequeños hombres libres, el salto que da Terry Pratchett con esta última novela es mucho más pronunciado. Para hacer evidente que esa es la intención, el propio padre de Tiffany se sorprende hablando con su hija de cosas que, en teoría, no debería comentar con una chica de quince años. La trama parece bastante más siniestra que en las anteriores novelas de la serie juvenil y, de hecho, aunque el libro tenga capítulos y los capítulos vengan encabezados por ilustraciones de Paul Kidby, en esta novela no hay sombras de los Nac Mac Feegle corriendo por debajo de la página:



Eso sí, como podéis ver, parece que sir Terry está tomando por costumbre incluir una nota al pie en la primera página de sus novelas, como ya hizo con Unseen Academicals. Obsérvese además lo bien situada que está la cabeza del feegle en la ilustración.

Esta entrada está escrita después de leer los cuatro primeros capítulos del libro. El próximo número de El Puercoespín traerá varias reseñas sobre la novela completa.

Etiquetas:

| Más

0 Cartas al director:

Publicar un comentario

<< Volver